La polémica de Apple y el gobierno británico sobre la privacidad de datos

5 marzo, 2025

El enfrentamiento entre Estados Unidos y Reino Unido por la privacidad de datos se intensifica con las demandas a Apple.

La batalla por la privacidad de datos ha tomado un nuevo giro, y esta vez, el foco está en Apple. La reciente solicitud del gobierno británico para que la compañía de la manzana incorpore una puerta trasera en su servicio iCloud ha levantado una polvareda que ha llegado hasta la Casa Blanca. ¿Puede un gobierno exigir a una empresa que comprometa la seguridad de los datos de sus usuarios? La respuesta no es sencilla.

El presidente de EE. UU., Donald Trump, no se ha quedado callado. En una entrevista con The Spectator, un influyente medio británico, expresó su descontento señalando que este tipo de exigencias son más típicas de China. Trump hizo claro que comunicó al primer ministro británico, Keir Starmer, que esta medida no debería llevarse a cabo. Pero, ¿qué está realmente en juego aquí?

La exigencia se basa en el polémico Investigatory Powers Act, que otorga a la administración británica la capacidad de desafiar las protecciones tecnológicas, incluyendo las medidas de cifrado, que podrían afectar a usuarios alrededor del mundo. Apple, que ya había implementado su sistema de Protección de Datos Avanzada (ADP), se encuentra en una encrucijada. En respuesta, decidió suspender el cifrado de extremo a extremo para los usuarios británicos, una movida que dejó entrever que las acusaciones de medios podrían ser ciertas.

Un juego de ajedrez político

La situación no solo ha generado reacciones en el ámbito empresarial, sino que también ha levantado cejas en el escenario político de Estados Unidos. Tulsi Gabbard, quien fue directora de Inteligencia Nacional durante la administración Trump, ha comenzado a investigar si las demandas británicas violan acuerdos existentes entre ambos países, en particular el Cloud Act. Este acuerdo prohíbe a Reino Unido solicitar datos de ciudadanos estadounidenses, un hecho que podría estar en riesgo si se permiten estas exigencias.

Y la historia no termina ahí. Durante una reciente reunión en la Casa Blanca, Trump planteó este tema con Starmer, haciendo que la cuestión de la privacidad y el control de datos sea un punto candente en la agenda bilateral. A medida que se desarrollan los acontecimientos, se hace evidente que la demanda británica puede tener repercusiones significativas en la relación entre ambos aliados, así como en la confianza que los usuarios depositan en las plataformas digitales.

Mientras tanto, Apple se encuentra en el ojo del huracán. La compañía ha defendido su compromiso con la privacidad de los usuarios, pero las presiones externas están poniendo a prueba su capacidad de mantener este estándar. La pregunta ahora es: ¿hasta dónde llegarán los gobiernos en su búsqueda por el acceso a datos y cómo afectará esto a la protección de la información personal a nivel global?

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