Parece que fue ayer cuando se colaron en nuestras vidas los sistemas operativos móviles que dominan el panorama mundial: Android y iOS. Nos hemos acostumbrado tanto a ellos que ya no concebimos la vida sin ellos, al menos una gran parte de nuestras actividades diarias. Estos sistemas han conseguido coexistir con los sistemas de escritorio, principalmente WIndows y Mac, pero conforme pasa el tiempo se difumina más la linea que separa la informática móvil de la informática de escritorio.
Ya lleva resonando por la blogosfera y los portales especializados de noticias tecnológicas el rumor de que Apple quiere fusionar sus dos plataformas, iOS y Mac, para ofrecer una solución global, uniforme y lineal que no interrumpa nuestra rutina y que no divida nuestro trabajo en aquel que podemos realizar con un móvil y aquel que no hay otro remedio que sentarse frente a un ordenador convencional.
Parece que la última keynote de Apple fue muy contundente en este asunto dejando claro que no tenían pretensiones de fusionar nada. Eso sí, se dejó una puerta abierta a que las apps desarrolladas para iOS podrían funcionar en Mac… así que no está tan claro como afirma Apple, porque se dejan llevar por la tendencia de fusionar algunos elementos de las dos plataformas.
A día de hoy, para el trabajo que realizamos en la oficina tenemos claro que el gran protagonista para nosotros es la informática de escritorio, no podríamos realizar el 90% de nuestro trabajo sin un equipo de escritorio. Y creo que es el caso de la inmensa mayoría. El móvil o el tablet están para lo que están, para mantenernos atados a los mensajes cuando salimos de la oficina, como si un email no pudiese esperar unas horas, o un WhatsApp no pueda esperar a ser contestado. Hablando de WhatsApp, odiamos usarlo en el móvil. Cuando te acostumbras a la comodidad de tenerlo en tu escritorio permanentemente da muchísima pereza escribir con la pantalla táctil.
Siendo este el panorama llevo mucho tiempo extrañado de que ningún gigante tecnológico logre iniciar una tendencia a fusionar todas las plataformas, las de escritorio y las móviles, consiguiendo que con un solo dispositivo seamos capaces de trabajar y movernos indistintamente. Mi visión de este asunto siempre ha sido la misma: me he imaginado un smartphone potente, muy potente, con capacidad suficiente para llegar a la oficina y posarlo sobre la base de un monitor que al instante se conectará de forma inalámbrica al móvil para mostrar un escritorio adaptado al tamaño de la pantalla, pero con todas nuestras apps del móvil. Es decir, convertir nuestro smartphone en la «torre» de toda la vida, en la CPU de nuestro equipo doméstico. Eso sería un sueño para mi, pero cada vez lo veo más cerca.
Es cierto que últimamente he visto alguna noticia en el sector que apunta en esa linea, pero está en pañales aun la idea y los que intentan hacerlo lo hacen desde el punto de vista del hardware, no del software como plataforma única. Lejos quedan las promesas de Microsoft, allá por 2015, de que Windows 10 sería la clave para conseguir la convergencia.
Con esa visión solo veo capaz de ejecutar tan ardua tarea a Apple. No es porque yo sea usuario incondicional de Apple (me paso el día reparando equipos con Windows y sé de lo que hablo), sino que Apple es el único que controla los 3 ámbitos necesarios para conseguir este fin: fabrica el hardware, el software móvil y el de escritorio. Y lo hace muy bien. Así que si se lo propone solo debe esperar a que las limitaciones físicas de los procesadores móviles le permitan reducir el abismo de potencia necesaria para disfrutar de una experiencia útil al ejecutar aplicaciones pesadas de escritorio en un dispositivo móvil. Tiempo al tiempo!